La dieta mediterránea es un patrón que no se limita solo al menú o alimentos; sino que incluye además de la alimentación, la práctica de ejercicio físico y el clima con el que cuentan los países a orillas del Mediterráneo, que ofrece múltiples ventajas para la salud.
Pero si nos centramos en la alimentación, la dieta mediterránea emplea ingredientes propios de la agricultura local de los países con clima mediterráneo, predominando los de España e Italia. Y, sin entrar en demasiado detalle y a grandes rasgos, la característica principal de esta dieta se basa en la reducción del consumo de carnes hidratos de carbono en pro de vegetales y grasas monoinsaturadas.
Beneficios de la dieta mediterránea
Los beneficios de esta dieta son significativos cuando la complementamos, como decíamos al principio, con ejercicio físico moderado, al menos 30 minutos diarios 5 veces por semana, como mínimo.
Opciones como caminar, correr, montar en bici, son ideales. Pero lo cierto es que se puede recurrir o complementar con otras actividades físicas que ayuden a la quema de calorías y grasas, así como a un mantenimiento físico óptimo.
La dieta mediterránea, entre muchos otros beneficios, destaca por controlar la presión arterial, ayudar a bajar de peso, controlar la hipercolestemia, relanzar el deterioro cognitivo y proteger de enfermedades como la diabetes o al Alzheimer.
La dieta ha sido heredada generación tras generación a lo largo de varios siglos en las regiones del Mediterráneo. Y, como es lógico, ha ido evolucionando; ha acogido nuevos alimentos y también ha adoptado nuevos métodos de preparación de los platos… Sin embargo, lo que sí han mantenido son las características que hacen de ella un modelo de vida saludable apto para personas detonas las edades.
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